Por Fábio Yamamora, Director General de Yamá Cosméticoss
Según una encuesta realizada por el sitio web All Things Hair, el 31% de los encuestados ha invertido en tratamientos capilares caseros durante la pandemia. Desde la hidratación tradicional con Yamasterol, los tratamientos nocturnos o incluso los retoques de color, lo cierto es que el aislamiento social ha fomentado los cuidados en casa. El fenómeno forma parte de una tendencia que está cobrando fuerza y dando forma a los lanzamientos de la industria del cuidado del cabello, la piel y las uñas: el spa en casa.
El cierre temporal de los salones no basta por sí solo para explicar este comportamiento. Es importante prestar atención a una suma de factores, como la disminución del poder adquisitivo, el avance de la tecnología de los productos, la popularización de las redes sociales y, sobre todo, la búsqueda de un momento de bienestar a través de aficiones en solitario. Mientras algunas personas han aprendido a hacer pan y otras a plantar su propio huerto durante la pandemia, muchas han empezado a dedicarse a rutinas de cuidado del cuerpo, la piel y el cabello, incluso como forma de relajación.
¿Qué está cambiando en la industria de la belleza? Por primera vez, el creciente interés por las fórmulas y los principios activos ha generado un nuevo público: los consumidores-especialistas. Es decir, consumidores que, incluso sin formación profesional, se interesan e investigan sobre materias primas, fórmulas y demás. En consecuencia, si antes lo más atractivo era destacar el resultado final -brillo, hidratación, suavidad-, ahora también interesa compartir el proceso de laboratorio, las innovaciones tecnológicas y las particularidades de la formulación.
Otro detalle es la preocupación por trabajar con los profesionales de la peluquería a distintos niveles. El primero es ofrecer líneas profesionales que incluyan productos para mantenimiento y tratamiento en casa, lo que, además de aumentar los ingresos, es un atractivo importante para retener a los clientes del salón y también a la marca. El segundo es entender que este cliente busca información, formación e incluso recomendaciones de uso en internet y, sin un portavoz cualificado, cualquier marca es vulnerable a informaciones sin respaldo técnico.
También hay que tener en cuenta la experiencia de bienestar. El uso tiene que ser un momento agradable en la rutina, ya sea por la textura, la fragancia u otros detalles que realcen el producto. Además, es importante tener en cuenta que este nuevo consumidor busca siempre algo nuevo, por lo que cuantas más posibilidades haya en una misma formulación, mejor.
Para verlo más de cerca, Yamasterol es una crema multifuncional que lleva 53 años adaptándose a diferentes usos y tendencias. Mucha gente la utiliza como leave-in o acondicionador, pero también como Co-Wash, Pre-Shampoo, Hidratante de Noche, entre otras rutinas que en ocasiones se han hecho virales entre los consumidores. A pesar de los cambios, en este y en cualquier otro mercado, la adaptación es la clave de la longevidad.